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domingo, 20 de noviembre de 2011

Chapata por accidente



Esta receta de hoy no deberíais tomarla todavía como una receta al uso, sino como un aproximación o una práctica. La verdad es que originalmente intentaba haceros un pan con masa madre y para no equivocarme y que saliera perfecto, decidí basarme en la receta "Pan grande con masa madre natural" de Xavier Bárriga, pero mira tu por donde, en vez de salirme perfecto, me equivoqué en las proporciones y acabó saliéndome una pseudo-chapata.

Mi equivocación fue que utilicé masa madre líquida alimentada al 100%, (misma cantidad de agua que de harina), que es la que 'cultivo' en mi nevera desde hace ya más de un año, mientras que en la receta original hablaban de -"masa madre partida en trozos" y yo no me di cuenta de esto hasta que incorporé los ingredientes. En seguida me percaté de que aquel exceso de agua no iba a terminar en un pan redondito tipo payes, sino en algo chato tipo chapata y me dije... 'Pues mira, una chapatita para cenar!'.

Así que esta 'receta' que os voy a contar tomarla como un aprendizaje y no como una receta a seguir. Aunque pensándolo bien, no deja de ser una chapata lo que sale al final, así que revisaré mis libros y blogs habituales, porque lo mismo os estoy contando aquí una historia y resulta que la receta que os voy a dar es una adaptación de la básica para una chapata y me ha salido por accidente. Quien sabe. Tendré que mirarlo.


Necesitamos:
  • 500 gr de harina de fuerza
  • 250 ml de agua
  • 9 gr de sal
  • 220 g de masa madre líquida (misma cantidad de harina que de agua)
Si no sabéis cómo se hace la masa madre, podéis visitar esta entrada.

Como siempre, incorporamos los ingredientes en la cubeta de la panificadora, primero el agua, la sal y la masa madre y por último la harina. Seleccionamos el programa de amasado (sin horneado).

Agua, masa madre y sal. Sólo falta la harina
Finaliza el amasado
Lo habitual cuando vas a dar forma al pan fuera de la panificadora y a cocerlo en el horno es utilizar el programa de amasado hasta que termina el primer levado. Si lo dejamos hasta el segundo y último levado, cuando saquemos la masa se nos va a desgarrar y perderá el aire, por lo que tendríamos que dejarle subir una tercera vez y esto en función de la levadura que incorpore la masa, es muy posible que no llegue a producirse bien. Por eso sacamos la masa al finalizar el primer levado y el segundo ya lo hace fuera manteniendo la forma definitiva.

Pero en este caso, como usaba masa madre y los tiempos de levado son mucho más largos que con levadura comercial (al menos el doble), opté por dejar la masa en la cubeta durante el programa entero (lo que equivaldría a dos levados de una receta con levadura).

Aspecto de la masa tras hora y media fermentando

Llegados a este punto saqué la masa y la dejé levar de nuevo sobre un papel de hornear mientras precalentaba el horno a 220 grados (unos 45 minutos a una hora).

En masas planas y blandas como esta os recomiendo utilizar papel de hornear (del que no se pega) porque como fermente el pan en otro recipiente y luego queráis pasarlo al horno sin que se os desgarre vais a tenerlo bastante difícil. Yo al menos, me apaño muy bien con este sistema.

Nuestra masa esperando a que el horno se caliente

Ya sólo nos queda meterlo al horno utilizando alguna tabla, chapa o cartón que nos permita recoger la hoja por debajo sin que pierda la forma. Utilizar lo que tengáis a mano. Horneamos durante 40 minutos.
Una buena muestra de que este tipo de masas son blandas es que como veis en la siguiente foto el pan empezó a caerse por el extremo más cercano a la puerta; pero se quedó es un susto y no pasó de ahí.

El pan 5 minutos después de entrar al horno
Lleva 30 minutos en el horno
Finalmente, aquí tenemos nuestro pan. Ya se que no es muy fotogénico y que ha quedado un poco feo, pero como ya sabéis en este foro pretendemos enseñar nuestro día a día en la elaboración de nuestras recetas y que aprendáis con nosotros de nuestros errores. Ciertamente dudé mucho de compartir este pan, pero al final he sido fiel a nuestros ideales y aquí lo tenéis.

No se si técnicamente esto se puede denominar una chapata o no. El exceso de agua ha hecho que sea muy crujiente por fuera y en contraste una miga apenas apreciable por dentro. Espero vuestros comentarios al respecto.

Lo cierto, es que sea apetecible a la vista o no, este pan salió del horno una vez acabada la cena y aun y con eso una vez estuvo tibio no pude evitar incarle el diente con unas patatitas que habían sobrado y que veis al inicio de esta entrada. Buenísimo.




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